Madrid, 17 jun (Miguel Ángel Moreno y Desirée García I EFE).-
¿Qué verificamos?
La UE ha confirmado que las redes 5G son perjudiciales para la salud de las personas
Conclusión
Es falso. La UE ha advertido, precisamente, de que esa afirmación es un bulo. La normativa comunitaria establece unos niveles máximos de exposición a redes móviles que son 50 veces inferiores a los límites a partir de los cuales se puede ver afectada la salud, según la evidencia científica.
Varios mensajes compartidos en redes sociales dicen que la Unión Europea ha «confirmado» recientemente que la tecnología 5G es perjudicial para la salud de las personas y el medio ambiente.
No es cierto, ya que el Consejo de la UE lo que ha hecho es, precisamente, advertir sobre ese tipo de falsedades, y especialmente de los mensajes que afirman que las redes de 5G «suponen una amenaza para la salud o están vinculadas con la COVID-19«.
Los mensajes que se han hecho virales en Facebook y Twitter tergiversan el contenido del documento de las Conclusiones del Consejo de la Unión Europea sobre «El futuro digital de Europa» del pasado 9 junio para argumentar un supuesto rechazo de las autoridades comunitarias a la tecnología 5G.
El contenido compartido enlaza con un artículo publicado en el sitio web de la Plataforma Ciudadana para la Investigación Judicial del Sector Eléctrico, una asociación que se define como «dedicada a la defensa de consumidores y usuarios de electricidad» y que en su sección de noticias tiene varias entradas sobre la relación entre las radiaciones electromagnéticas y la salud.
La base de este artículo es el punto 36 del documento del Consejo, en el que el organismo europeo destaca que la implantación de redes de telecomunicaciones como 5G o 6G debe «preservar las capacidades de las autoridades policiales, de seguridad y judiciales para ejercer sus funciones legítimas de forma eficaz«, además de indicar que «tiene en cuenta las directrices internacionales sobre los efectos de los campos electromagnéticos en la salud«.
Esta última afirmación es la que desarrolla la web de esta plataforma, obviando que a continuación de esa frase, el Consejo de la UE «manifiesta la importancia de combatir la expansión de información falsa ligada a las redes de 5G, especialmente en lo relativo a afirmaciones falsas según las cuales dichas redes suponen una amenaza para la salud o están vinculadas con la COVID-19«.
La UE no ve peligro en las redes de 5G
La Unión Europea no ha reconocido que las redes de telecomunicaciones de 5G supongan una amenaza para la salud ni el medio ambiente y, de hecho, regula unos niveles máximos de exposición a redes móviles que son 50 veces inferiores a los que pueden causar daños en la salud, según investigaciones científicas.
Por tanto, la afirmación acerca de que la UE confirma que el 5G es perjudicial es «un bulo», confirman a EFE Verifica fuentes comunitarias.
«Proteger la salud de la población es una de las prioridades de la UE, también cuando se trata de la expansión del 5G. Los límites de exposición para el público en general fijados por la UE aplicados a cualquier red móvil son al menos 50 veces más bajos de lo que la evidencia científica internacional sugiere que tiene algún efecto potencial sobre la salud«, indicaron desde la Comisión Europea.
La normativa comunitaria respecto a los niveles de exposición a campos electromagnéticos se basan en la recomendación del Consejo 1999/519/EC, que fija estos límites estrictos en línea con las directrices de la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP, por sus siglas en inglés) de 1998.
Después de 20 años y tras haber revisado la literatura científica, las nuevas pautas de la ICNIRP confirman la idoneidad de los límites actuales para la exposición a campos electromagnéticos, con ligeras adaptaciones a las frecuencias de las redes 5G.
Igualmente, la normativa comunitaria tiene en cuenta las recomendaciones del Comité Científico sobre Salud, Medio Ambiente y Riesgos Emergentes (SCHEER), que evalúa los riesgos para la salud que pueden estar asociados con la exposición a campos electromagnéticos.
El Parlamento Europeo, por su parte, no ha aprobado ningún reglamento o resolución que reconozca que el 5G es perjudicial para la salud humana y el medio ambiente, aunque ha subrayado la necesidad de realizar las pruebas necesarias para garantizar que no existen riesgos para la salud pública, indican a EFE Verifica fuentes de la Eurocámara.
El Consejo de Europa no es una institución de la UE
Los mensajes que acompañan a la afirmación falsa acerca de la UE y las redes de 5G sostienen su argumentación en una resolución (1815/2011) de 2011 del Consejo de Europa, que no es una institución comunitaria, sobre los «Peligros potenciales de los campos electromagnéticos y sus efectos sobre el medio ambiente«.
En este texto de 2011, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa pide revisar los límites en los niveles de radiofrecuencias como las de la telefonía móvil, ya que «parecen tener efectos biológicos no térmicos potenciales más o menos dañinos para plantas, insectos y animales, así como en el cuerpo humano cuando se expone a niveles inferiores a los umbrales oficiales«.
No obstante, esa resolución procede de un organismo diferente a la UE: el Consejo de Europa es una organización creada para promover la democracia y proteger los Derechos Humanos en el continente europeo, a la que pertenecen 47 países -todos menos Bielorrusia-, pero no forma parte del entramado comunitario, a la que pertenecen 27 países europeos.
El artículo que se ha viralizado comparte, en su parte final, unas supuestas exigencias del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, tales como «tomar las medidas razonables para reducir la exposición a los campos electromagnéticos» o «prestar especial atención a las personas electrosensibles«, que no están recogidos en dicho texto jurídico europeo.
El 5G es una radiación no ionizante, como la radio o la televisión
La tecnología 5G, como se conoce a la quinta generación de redes de telecomunicaciones, pertenece dentro del espectro radioeléctrico a las radiaciones «no ionizantes», similares a las ondas de radio o televisión y cuya menor frecuencia provoca que la energía que transportan no altere los electrones de los materiales con los que contacta o las células del ser humano.
«Los efectos sobre la salud de las ondas de radio se vienen estudiando desde finales del siglo XIX, en particular en las inmediaciones de emisoras de radio y televisión, que emiten con una potencia mucho mayor que el 5G. Múltiples emisoras llevan emitiendo durante décadas ondas con potencias de hasta 100.000 watios, sin que se hayan constatado efectos adversos. Los teléfonos 5G emiten con potencias en torno a 0,5 watios, y las estaciones base 5G en torno a 60 watios«, explica a EFE Verifica el catedrático de Ingeniería Telemática de la Universidad Carlos III de Madrid Arturo Azcorra, director del instituto de investigación IMDEA Networks.
El otro grupo, el de las radiaciones ionizantes, incluye aquellas que tienen alta frecuencia y sí pueden alterar los electrones de un átomo o la información de una célula, como la luz ultravioleta o los rayos X, que se emplea en entornos controlados.
No obstante, aunque estas radiaciones no ionizantes no tengan estos efectos, tanto la UE como España establecieron a finales de la década de los 90 límites a la exposición a este tipo de radiaciones basados en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la ICNIRP.
Estos límites, recogidos en la Recomendación 1999/519/CE del Consejo de la Unión Europea, fueron transpuestos a la legislación española en el Real Decreto 1066/2001, en cuyo anexo II se detallan los límites de exposición a las emisiones radioeléctricas, un reglamento que se ha actualizado varias veces, la última en 2017.
La comisión internacional de expertos médicos en la que se basan estos límites, la ICNIRP, controla periódicamente esos umbrales y, dos décadas después, no cree que haya que hacerlos más estrictos, por lo que no ha detectado riesgos para la salud, explica a EFE Verifica el médico epidemiólogo Francisco Vargas, director científico del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), una institución independiente que asesora a las administraciones públicas, financiada por el Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicaciones (COIT).
«La ICNIRP publicó en marzo de 2020 unas directrices que actualizan sus umbrales de seguridad y en esta revisión no han considerado que haya que ser más estrictos, y se trata de una comisión que consulta a expertos de todo el mundo. No hay fundamento científico para reducir esos límites«, ha asegurado Vargas.
A este respecto, el físico y profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha Alberto Nájera, vocal del CCARS, añade que las investigaciones realizadas por este organismo revelan que la exposición media está muy por debajo de esos umbrales.
«Nuestros trabajos han mostrado, como otros de otros grupos europeos, que la radiación media a la que estamos expuestos está entre 10.000 y 100.000 veces por debajo de esos límites de seguridad y no se espera que 5G los incremente mucho«, ha asegurado a EFE Verifica.
No se ha detectado ningún efecto perjudicial
El artículo viral también hace referencia a una petición del Defensor del Pueblo para realizar una evaluación de impacto ambiental del Plan Nacional de 5G, a cuya petición la Secretaría de Estado de Avance Digital responde que los límites de emisiones «no dependen de la tecnología utilizada (4G ó 5G)» sino de la banda de radiofrecuencias utilizadas, que «van a ser las que ya se utilizan a nivel masivo en España, con la única excepción de la banda de 26 GHz, que aún no ha sido adjudicada para el uso de 5G para servicios comerciales masivos«.
En este sentido, el director científico del CCARS ha recordado que en España se realizan habitualmente estudios que miden la exposición de las personas a las radiofrecuencias y no se ha detectado «ningún efecto perjudicial hasta el momento«.
«Desde los años 90 ha transcurrido tiempo suficiente para observar el incremento de una enfermedad y dar una alerta, y la realidad es que ninguna enfermedad ha demostrado tener como causa las radiofrecuencias«, ha añadido Vargas.
Por su parte, Azcorra considera «radicalmente falso» que se hayan detectado daños sobre la salud o el medio ambiente por el efecto de las radiofrecuencias.
«En una minoría de casos estas informaciones son lanzadas por personas sin interés económico, pero que no conocen la materia y no han contrastado en absoluto la información en que se basan. En el Reino Unido se está investigando a una empresa que vendía unos dispositivos que falsamente protegían contra los falsos efectos negativos del 5G. Esto es otro ejemplo de entidades que se lucran promoviendo falsas informaciones, y que deberían tener consecuencias penales«, ha opinado el catedrático de la Carlos III de Madrid.
El ‘electrosmog’, un término no científico atribuido a la OMS
El artículo viral también hace referencia al término «electrosmog» como sinónimo de «radiación electromagnética peligrosa» que, según el texto, fue «acuñado por la propia OMS«. Sin embargo, ese término no está recogido en la web oficial de la Organización Mundial de la Salud, en cuyo buscador solo aparecen dos referencias a este concepto en archivos adjuntos en los que el término aparece como referencia al pie.
«El electrosmog es un término no científico que denomina al conjunto de ondas de radio producidas por distintas fuentes (radio, televisión, WiFi, telefonía móvil, mandos a distancia, motores eléctricos, radares, …) y busca hacer un paralelismo con la contaminación del aire, que en inglés se denomina ‘smog’«, ha explicado Arturo Azcorra.
Para Vargas, el objetivo de ese concepto es «asemejar la toxicidad de los motores de combustión a la exposición electromagnética«, dos aspectos que «no son comparables» porque los límites de la exposición son «extremadamente bajos«.
«Las radiaciones electromagnéticas no solo son las utilizadas por el hombre, sino que están presentes naturalmente por el campo electromagnético de la superficie terrestre. Y estamos expuestos también a radiaciones como la ultravioleta, la visible o la infrarroja. La visible, por ejemplo, puede ocasionar cánceres de piel u otros daños«, ha añadido el médico epidemiólogo.
EFE Verifica consultó a la Plataforma Ciudadana para la Investigación Judicial del Sector Eléctrico para exponerle estas pruebas, pero mantuvo que su artículo es «correcto» y «no contiene ningún error».
(Esta información ha sido elaborada en colaboración con la delegación de EFE en Bruselas).
Fuentes:
– Fuentes de la Comisión Europea.
– Fuentes del Parlamento Europeo.
– Francisco Vargas, médico epidemiólogo y director científico del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS)
– Arturo Azcorra, catedrático del Departamento de Ingeniería Telemática en la Universidad Carlos III de Madrid y director del instituto de investigación IMDEA Networks.
– Alberto Nájera, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha Alberto Nájera y vocal del CCARS
– Información sobre la diferencia entre el Consejo de Europa y el Consejo de la UE.
-Comisión Internacional para la Protección de la Radiación No Ionizante (ICNIRP).-Recomendación del Consejo, de 12 de julio de 1999, relativa a la exposición del público en general a campos electromagnéticos (0 Hz a 300 GHz).
-Artículo 191 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
-Resolución del Defensor del Pueblo sobre la evaluación del impacto ambiental del Plan Nacional 5G.– Observaciones de la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante sobre el 5G.