Madrid, 4 nov (Fernando Labrador y Sergio Hernández | EFE).- El presidente de EEUU, Donald Trump, se autoproclamaba tras las elecciones presidenciales vencedor de los comicios y pedía detener el recuento de votos con el argumento de que se había cometido un fraude para impedir su victoria, pero no aportaba prueba alguna.
A falta de datos suficientes para poder designar vencedor a uno de los dos candidatos a la presidencia, el demócrata Joe Biden se declaraba a medianoche «optimista» y reconocía que la confirmación de los resultados podía prolongarse varios días, mientras el republicano Trump, dos horas después, se autoproclamaba vencedor y denunciaba un supuesto fraude electoral.
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— Team Trump (Text VOTE to 88022) (@TeamTrump) November 4, 2020
En su primera alocución pública tras las elecciones, a las 2:30 de la madrugada del miércoles, hora de Washington (6:30 GMT), el presidente y candidato republicano ofreció un discurso en el que se atribuía la victoria, instaba a que se detuviera el recuento de votos, advertía al pueblo estadounidense sobre la existencia de un «fraude» y anunciaba que acudiría al Tribunal Supremo.
Trump no tenía asegurados votos suficientes
Lo cierto es que Trump no ofreció ninguna prueba de sus acusaciones. Para empezar, a la hora en la que pronunció esas palabras, solo tenía asegurados 210 votos electorales de los 270 que necesita un candidato para proclamarse vencedor.
Además, no puede ser paralizado el recuento de los votos por correo, que se regula según las legislaciones electorales de cada estado.
Tampoco puede Trump acudir al Tribunal Supremo federal directamente, porque las reclamaciones de este tipo solo caben ante los tribunales locales y únicamente entonces podría elevarse una cuestión al Supremo, pero no ahora ni por su iniciativa. El proceso podría prolongarse más de un mes, como ocurrió en 2000 con el caso de Florida.
El candidato republicano tampoco presentó ninguna prueba del presunto fraude. Mientras, su compañero Mike Pence, vicepresidente y candidato a la reelección junto a él, no hacía ninguna alusión a supuestos fraudes y solo anunciaba que estarían vigilantes durante el recuento.
El recuento no se detiene
En Estados Unidos hay una legislación electoral distinta en cada uno de sus estados, que, además, alberga diferencias en muchas ocasiones para cada condado o distrito en concreto. Por ejemplo, en Michigan el recuento del voto por correo en los condados con más de 25.000 habitantes podía comenzar antes de la noche electoral, pero en los menos poblados no podía iniciarse hasta que terminara el escrutinio del voto presencial.
En 11 estados, el recuento del voto por correo pudo comenzar antes del 3 de noviembre como regla general, pero en la mayoría de los estados no estaba permitido que ese escrutinio comenzara hasta la noche de la jornada electoral, una vez finalizada la validación de los votos presenciales en las urnas.
Las diversas legislaciones electorales estatales permiten el recuento de papeletas con fecha en el matasellos previa al día 2 o incluso del mismo día 3 en algunos estados, por lo que el resultado final podría demorarse días e incluso semanas.
La fecha límite de proclamación de los resultados varía en cada estado y algunos la tienen fijada para el 8 de diciembre, 5 semanas después de la convocatoria a las urnas.
22 estados contarán sufragios aún no recibidos
En buena parte de los distritos electorales, los votos por correo emitidos de forma anticipada y ya en poder de las autoridades no son los únicos que faltan por contar. Las legislaciones de 21 estados más la de la capital, Washington DC, permiten contabilizar los sufragios que lleguen por correo postal en los días siguientes, siempre que su matasellos sea anterior al día 2 o el 3, según los casos.
Las fechas máximas a posteriori varían de un estado a otro, desde el límite del día 6 -este viernes- como máximo en Kentucky, Kansas, Massachussets, Virginia y Pensilvania hasta el día 23 fijado como tope en el estado de Washington.
El recuento del voto por correo en estas elecciones es una tarea más compleja que en otras ocasiones, pues, según el portal Edison Research, se han emitido más de 157 millones de sufragios, que representa al 65,7 % de los electores con derecho a voto.
Ese porcentaje de participación supone un récord desde 1908, hace 112 años, cuando las mujeres no tenían derecho de voto.
Los comicios se han visto condicionados por la pandemia del coronavirus, que ha causado ya más de 9,3 millones de contagios confirmados y de 232.000 muertes en Estados Unidos.
La participación anticipada alcanzó también un récord, al superar los 100 millones de electores, de los que 35,9 millones corresponden a sufragios emitidos en persona en las pasadas jornadas y otros 64,8 millones a votos por correo, según la organización U.S. Elections Project de la Universidad de Florida.
Un supuesto fraude largamente denunciado
Durante la jornada electoral, Trump ha reiterado las acusaciones de “fraude” y “robo” que lleva meses sembrando, tanto en su discurso como en Twitter.
Last night I was leading, often solidly, in many key States, in almost all instances Democrat run & controlled. Then, one by one, they started to magically disappear as surprise ballot dumps were counted. VERY STRANGE, and the “pollsters” got it completely & historically wrong!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 4, 2020
En particular, en el último año ha alimentado la desconfianza en el voto por correo, consciente de que su resultado podría serle adverso y a pesar de que no hay pruebas de que fuera a ser objeto de manipulación por parte de sus adversarios.
Pensilvania, uno de los estados en litigio en el final del recuento, ha sido protagonista de estos ataques.
En la misma jornada electoral, Trump criticó al Tribunal Supremo por permitir que en ese estado se puedan contar los votos por correo que se reciban en los tres días posteriores a este martes, siempre que el matasellos confirme que fueron enviados dentro del plazo legal.
El 17 de septiembre, Twitter enlazó dos de sus mensajes contra el voto por correo con información verificada que contradecía al aspirante a la reelección.
Anteriormente, el 20 de mayo, EFE informaba de que Trump había amenazado con «retener» fondos federales a Nevada y Michigan, dos de los estados que protagonizan el ajustado recuento final, por sus planes para facilitar el voto por correo por motivos de seguridad durante la pandemia de covid-19.
Anticipados y por correo: unos votos decisivos
El temor de Trump se fundamenta en el hecho de que hacía tiempo que se esperaba que el voto anticipado y por correo fuera decisivo en el contexto de la pandemia.
La presión ejercida por el presidente llevó el 21 de agosto al director del Servicio Postal estadounidense, Louis DeJoy, a prometer que se daría prioridad a la entrega de los votos por correo.
El voto adelantado y el voto por correo facilitan la participación en un país en el que se forman largas colas en la jornada electoral para ejercer el sufragio y en la que no todo el mundo puede ausentarse del trabajo para hacerlo.
Y la participación, precisamente, ha sido otra de las claves de estas elecciones, con largas y grandes campañas de movilización al voto por parte de figuras públicas críticas con Trump, como el baloncestista LeBron James o importantes estrellas de Hollywood.
Las acusaciones sin pruebas de Trump ya han sido contestadas en Estados Unidos desde varios medios de comunicación, entre los que se encuentra incluso el canal Fox News, habitualmente próximo al candidato republicano, que también ha criticado que aliente las sospechas de un “fraude” electoral.
Fuentes:
– Conferencia Nacional de Parlamentos Estatales (NCSL).
– Radio Pública Nacional estadounidense (NPR).
– Enciclopedia electoral estadounidense (Ballotpedia).
– Informaciones de la Agencia EFE.