Madrid, 9 oct (Desirée García I EFE).- Fiebre y dolor de garganta, dos síntomas que hace un año habríamos tratado con analgésicos, reposo y tranquilidad, hoy hacen saltar las alarmas: ¿será gripe… o COVID?
Con el frío llegan los resfriados y las gripes, con síntomas que pueden confundirse con los de la COVID-19, por lo que en un sistema sanitario colapsado por la pandemia el diagnóstico es crucial.
Este año, el adelanto de la campaña de vacunación contra la gripe y los test PCR son la única forma de quitar presión a hospitales y centros de salud.
¿Qué síntomas comparten?
Los virus de la influenza (gripe) y el SARS-CoV-2 (COVID-19) provocan enfermedades respiratorias, por lo que algunos de sus síntomas más característicos son similares: fiebre, tos, fatiga, dificultad para respirar, dolor de garganta, mucosidad nasal, dolor muscular y dolor de cabeza.
Si pierdes el gusto o el olfato, tienes erupciones y diarrea, podría ser COVID-19
Hay otros signos de la COVID-19 que no presentan los enfermos de gripe, como la pérdida del gusto o el olfato, las erupciones cutáneas o los cambios de color en los dedos de las manos o los pies.
Estos síntomas suelen ser leves y comienzan gradualmente, por lo que en un principio es la fiebre y la tos lo primero que experimenta el infectado de COVID-19.
Las personas que contraen el nuevo coronavirus también pueden tener diarrea, como suele ocurrir en los niños que cogen la gripe.
A diferencia de esta última, la COVID-19 puede evolucionar rápidamente “a problemas respiratorios serios”, lo que obliga a evaluar a los pacientes cada cierto tiempo, a EFE José Ignacio Peis, de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
De hecho, las personas que tengan fiebre o tos y además respiren con dificultad, sientan dolor u opresión en el pecho o les cueste hablar o moverse tienen que «llamar al médico inmediatamente», avisa la OMS.
¿Y el resfriado?
Una persona acatarrada tiene congestión nasal, estornudos y puede que fiebre baja y tos, precisa Peis, que coordina el grupo de trabajo de Actividades Preventivas y Salud Pública de SEMERGEN.
Los síntomas del resfriado común, provocado generalmente por rinovirus, se distinguen fácilmente porque son mucho más leves que los de la gripe y la COVID-19 y comienzan de forma más gradual.
COVID-19: Más tiempo de incubación y más contagiosa
Gripe y COVID-19 se transmiten del mismo modo: a través de gotículas y pequeñas partículas expulsadas con la tos o los estornudos y del contacto directo y con superficies.
No obstante, la COVID-19 es más contagiosa entre ciertas poblaciones y grupos de edad que la influenza y genera muchos más casos de “superpropagadores” que la gripe, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC).
Tras el contagio, la gripe se manifestará antes (de 1 a 4 días de haber contraído la infección) que en el de COVID-19. En este caso, las personas presentan síntomas en torno al quinto día después de haber sido infectadas, pero el rango de días puede variar desde 2 días después del contacto con el virus hasta 14.
Complicaciones graves
Tanto la gripe como el coronavirus pueden provocar complicaciones de gravedad, especialmente en personas mayores, con patologías previas y mujeres embarazadas.
En los niños, sin embargo, la gripe puede causar cuadros más graves que la COVID-19.
Ambas enfermedades pueden evolucionar con complicaciones como neumonía, insuficiencia respiratoria o lesiones cardíacas, insuficiencia multiorgánica, inflamación del corazón, cerebro y tejidos musculares e infecciones bacterianas secundarias.
La gripe suele afectar principalmente a la nariz, la garganta, los bronquios y, ocasionalmente, a los pulmones.
Pero la COVID-19 es una enfermedad que no solo ataca al sistema respiratorio, sino también al inmunológico y cardiovascular, subraya Peis.
De hecho, algunos de estos pacientes desarrollan coágulos de sangre en pulmones, corazón, piernas o cerebro; y, en el caso de los niños, se han dado casos de síndrome inflamatorio multisistémico.
Los enfermos de gripe se recuperan en una o dos semanas sin necesidad de recibir tratamiento médico en general. En el caso de la COVID-19, 1 de cada 5 personas acaba presentando un cuadro grave y experimenta dificultades para respirar.
Solo la gripe tiene vacuna
Finalmente, una diferencia clave entre ambas enfermedades es que la gripe tiene vacuna y la COVID-19 todavía no.
Los antivirales para la influenza reducen el riesgo de contraer la enfermedad entre un 32 y un 43 %, según un estudio europeo sobre la eficacia de la vacuna.
Además de prevenir el contagio, la vacuna tendrá un efecto colateral muy necesario este año: rebajar la presión asistencial y hospitalaria en plena segunda ola.
«En los próximos meses coexistirán el SARS-Cov 2 y el de la gripe y esto podría tensionar especialmente nuestro sistema sanitario«, según la secretaria de Estado española de Sanidad, Silvia Calzón.
La razón es que la gripe «se va a confundir mucho» con el coronavirus, dijo a EFE el presidente de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), Fernando García-Sala.
Por ello, en países donde, como España, la segunda ola del nuevo coronavirus está teniendo una gran incidencia, este año se ha adelantado la campaña de vacunación de la gripe.
Fuentes:
Coordinador del grupo de trabajo de Actividades Preventivas y Salud Pública de SEMERGEN, José Ignacio Peis.
Similitudes y diferencias entre la influenza y el COVID-19, sitio web de los CDC.
La efectividad de la vacuna: ¿qué tan eficaces son las vacunas contra la influenza?, sitio web de los CDC.
Artículo “Interim 2018/19 influenza vaccine effectiveness: six European studies, October 2018 to January 2019”, Eurosurveillance, febrero de 2019.
«Sanidad afirma que coexistencia de COVID y gripe podría tensionar el sistema», información de EFE publicada por La Vanguardia, 30 de septiembre de 2019.
«¿Qué proponen los pediatras para aliviar la tensión en la Atención Primaria?», EFE, 4 de octubre de 2020.
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