¿Qué verificamos?
El futbolista Marcos Llorente insinúa en una entrevista la existencia de los «chemtrails».
Conclusion
Las estelas de los aviones son vapor de agua condensado bajo ciertas condiciones atmosféricas y no son parte de una conspiración para fumigar a la población o cambiar el clima.

EFE | Madrid
Es falso que las estelas que dejan algunos aviones tras de sí sean un fenómeno inexplicable o hagan parte de alguna conspiración, como ha afirmado en declaraciones a varios medios de comunicación el jugador de fútbol español Marcos Llorente y replican mensajes en redes sociales. Se trata de nubes de hielo que se forman al paso de las aeronaves por condensación del vapor de agua cuando la atmósfera está suficientemente fría y húmeda.
Mensajes en Facebook y X respaldan y reproducen las palabras de Llorente, quien en declaraciones a la Cadena COPE, La Sexta y Mediaset manifestó su escepticismo hacia las respuestas de la ciencia a las estelas visibles en el cielo al paso de los aviones.
«No digo que no estén echando mierda, pero yo antes no veía esos cielos. No los he visto así en mi vida. Normal, para mí, no es. Ojalá alguien salga a explicar que es”, dijo en una de estas entrevistas, afirmaciones que repitió a los otros medios.
Algunos mensajes que comparten un fragmento de la entrevista con Mediaset, aseguran que las declaraciones de Llorente fueron censuradas rearfirmando que existe una conspiración al respecto.
Otras publicaciones agradecen a Llorente que exprese públicamente sus sospechas sobre la aparición en el cielo del rastro dejado por el vuelo de los aviones.
«MARCOS LLORENTE, JUGADOR DEL ATLETICO DE MADRID HABLA CLARO SOBRE LAS ESTELAS DE LOS AVIONES (CHEMTRAILS). «ESTO NO ES NORMAL, YO NUNCA HABÍA VISTO ESTOS CIELOS» (sic)», dice uno de los usuarios.

Estelas de condensación, no estelas químicas
Al contrario de lo que ha afirmado el futbolista Marcos Llorente a varios medios de comunicación, los chemtrails (estelas químicas) son solo una teoría conspiratoria que circula desde hace años, y que asegura que tienen como propósito fumigar a la población con gases tóxicos o cambiar el clima. En realidad se trata de condensaciones de vapor de agua formadas bajo determinadas condiciones atmosféricas.
Un rastreo de las declaraciones del deportista español muestra que la entrevista es accesible a través de internet y de la red social X en varios espacios de información deportiva de la emisora de radio COPE, de la cadena de televisión La Sexta y de Mediaset, a la que una publicación en redes sociales acusaba de censura.

Como anteriormente ha probado EFE Verifica, en realidad, las estelas de los aviones (“contrails”, palabra inglesa para definir las estelas de condensación) aparecen por la condensación del vapor de agua contenido en las emisiones de los motores. Cuanto más alto es el vuelo, mayor es la posibilidad de que la zona esté suficientemente fría para que se produzca el fenómeno.
Su existencia está documentada desde los comienzos de la aviación comercial y su explicación científica se puede ver detallada en un documento que fue publicado en 1953 en el boletín de la Sociedad Meteorológica Americana.
Una de las afirmaciones del futbolista es que cada vez son más frecuentes. Pero esto es consecuencia del aumento de la altura de los vuelos comerciales, a lo que se suma el progresivo incremento del tráfico aéreo.
Si las condiciones de humedad son suficicentes en el aire, las estelas pueden durar varias horas y ensancharse convertidas en cirros y, más concretamente, en «antropocirros», término que engloba a los cirros que tienen origen humano.

No hay rastro de compuestos tóxicos
En cuanto a la supuesta composición química de las estelas, varias instituciones académicas estadounidenses sometieron en 2016 las denuncias sobre fumigaciones nocivas al criterio de los científicos.
El resultado fue que 76 de los 77 químicos atmosféricos consultados concluyeron que no habían encontrado prueba alguna. El único que no respondió con un no rotundo se limitó a indicar que desconocía el motivo de los diferentes niveles de bario en sus experimentos.
La profesora de ingeniería Jenn Stroud Rossmann precisa por su parte en un artículo de Scientific American que los óxidos de azufre y nitrógeno y el dióxido de carbono que también expulsa el motor del avión facilitan una superficie para esos cristales de condensación.
Siembra de nubes para cambiar el clima
La base sobre la que arraigan las elucubraciones sobre los «chemtrails» son los programas gubernamentales para intentar modificar localmente las condiciones meteorológicas, que existían desde 1946, con el método de «siembra de nubes», como explica la Organización Meteorológica Mundial.
Estos programas de manipulación meteorológica tratan de aumentar las precipitaciones en zonas de sequía, disipar nieblas peligrosas, disminuir el tamaño del granizo o evitar que llueva durante un evento, como fue el caso de la clausura de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008.
¿En qué consisten? Se «siembran» las nubes con sal (siembra higroscópica) o con yoduro de plata, CO2 congelado o propano líquido (glaciogénica), según las condiciones atmosféricas.
Para ello, en España se requiere autorización estatal, tal como dispone el Reglamento del Dominio Público Hidráulico de 1986 que desarrolló la Ley de Aguas del año anterior.
En todo caso, la cantidad de yoduro de plata empleada para estos fines es ínfima, ya que por cada gramo se producen 1015 núcleos formadores de hielo, como expone el farmacéutico Carlos Maldonado en una tesina donde concluye que no cabe ningún riesgo para los seres vivos. De hecho, precisa que pueden hallarse mayores cantidades en muestreos de zonas que no se han rociado artificialmente.
El origen de una teoría de la conspiración
A pesar de todas las pruebas en contra y de que se conoce su origen desde los años cincuenta, la falsa existencia de los «chemtrails» ha dado lugar a una de las narrativas conspiracionistas más extendidas actualmente.
La búsqueda en internet para rastrear su origen nos sitúa a finales de los años noventa, concretamente a las emisiones de la cadena de radio estadounidense «Coast to Coast».
En un programa emitido por esa emisora en mayo de 1999, el periodista de investigación William Thomas afirmó que «la fumigación con aerosoles forma parte de un programa secreto de geoingeniería que tiene aplicaciones militares y forma parte de un plan de modificación del clima para evitar el calentamiento global, aunque deja un residuo tóxico en el medio ambiente.» Desde entonces la desinformación alrededor de este fenómeno no ha cesado.
Por tanto, las estelas de los aviones que se ven en los cielos son formadas por el vapor de agua que expulsan los motores de las aeronaves que se condensan bajo ciertas condiciones atmosféricas, y no son algo inexplicable ni forman parte de una conspiración, como insinúa el futbolista Marcos Llorente.
Fuentes:
Agencia Española de Meteorología (AEMET)
Artículo de Jenn Stroud Rossmann, ingeniera, profesora y escritora, en la revista Scientific American.
Estudio realizado en 2016 por varias instituciones académicas estadounidenses sobre «fumigaciones nocivas».
Artículo publicado en 1953 en el boletín de la Sociedad Meteorológica Americana.
Búsqueda en internet para rastrear el origen de los «chemtrails».
Extracto del programa emitido por la emisora estadounidense Coast to Coast en mayo de 1999, una de las primeras veces en las que se aborda publicamente el tema de los «chemtrails».
Artículo sobre los «chemtrails» aparecido en The New York Times en agosto de 2023.
«No nos fumigan, las estelas de avión son solo condensaciones de vapor de agua» , investigación EFE Verifica de octubre de 2020.
Entrevista en la COPE con Marcos Llorente
Entrevista en La Sexta con Marcos Llorente.
Informaciones de EFE.
