Madrid, 23 sep (EFE).- Empezaron a utilizarse como una recomendación y han terminado siendo obligatorias en casi toda España y en otros países. Mientras la mascarilla se convertía en un básico de nuestra vestimenta, mensajes basados en falsedades han animado a los ciudadanos a dejar de usarlas en las redes sociales.

  

Sin embargo, suponen una barrera frente a la COVID-19 y su uso correcto es seguro para nuestra salud.

Para ello, es necesario respetar la vida útil de cada tipo de mascarilla, según las especificaciones de cada fabricante. “Hay que ser conscientes que las mascarillas no duran siempre ni son efectivas de por vida» , explican desde la Asociación de Empresas de Equipos de Protección Individual (Asepal).

«Desaconsejamos darles un segundo uso dándoles la vuelta o incumpliendo las recomendaciones explicadas”, indica la asociación en una guía básica de uso.

Si utilizamos mascarillas reutilizables, hay que desinfectarlas de forma adecuada. Por ejemplo, lavándolas a 60 grados, como recomienda el Ministerio de Sanidad.

Además, es bueno que la mascarilla se seque al aire en las siguientes dos horas tras el lavado y no en el horno, en el microondas o en secadoras, porque podría dañarse el tejido.

Más recomendable incluso que meterlas a la lavadora es higienizarlas mediante irradiación germicida ultravioleta o con peróxido de hidrógeno vaporoso, según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). 

Las mascarillas reutilizables (de cualquier marca y etiquetadas con el código de la normativa que las regula, EN0065) deben mantener su eficacia de filtrado al menos 5 lavados, mientras que las no reutilizables se deben desechar dentro de una bolsa en el contenedor de basura convencional tras su uso (4-6 horas si son higiénicas o quirúrgicas u 8 horas si son autofiltrantes) o si se observa que están sucias, rotas o que la persona que la lleva no respira con la misma facilidad que al principio de ponérsela.

Si se cumplen estas normas de uso, estaremos protegidos frente al coronavirus, no pondremos en riesgo nuestra salud y el mayor peligro será el de caer en algunos de los bulos más populares de los “antimascarillas”, uno de los colectivos negacionistas de la COVID-19 más activos:

El uso de mascarillas no provoca hipoxia ni intoxicación

El uso de mascarillas no produce hipoxia o déficit de oxígeno en el organismo humano, como aseguran mensajes difundidos por WhatsApp y redes sociales en los que se afirma incluso que su utilización provoca «intoxicación por inhalación del propio CO2«.

«Yo no uso bozal» es uno de los lemas más repetidos en estos mensajes, basados en una creencia que se ha expandido por países de habla hispana desde abril y no ha dejado de difundirse en diferentes contenidos y plataformas con el objetivo de convencer a los ciudadanos de que llevar mascarilla es perjudicial para su salud.

«El uso prolongado de la mascarilla produce hipoxia» porque obliga a inhalar el dióxido de carbono (CO2) previamente exhalado y ello provoca «falta de oxígeno en sangre, mareos, malestar y mucho cansancio«. Esa es la tesis de alguno de los mensajes, que a veces suman a esos síntomas también la «pérdida de reflejos y del pensamiento consciente«, así como «descomposición de la glucosa«.

Y todos son argumentos falsos: Las mascarillas pueden generar sensación de ahogo, pero no hay evidencia alguna de que su uso produzca «hipoxia, acidificación del organismo o intoxicación por inhalación del propio CO2«, confirma a EFE el médico e investigador Jaime Barrio, del Consejo Científico del Colegio Oficial de Médicos de Madrid (Icomem).

Las mascarillas “no están cerradas al paso de aire”, ya que el material de la que están hechas permite que “entre el oxígeno y se elimine el dióxido de carbono”, precisa este experto.

Aquí puedes leer la verificación completa.

Las mascarillas no provocan infecciones, si se renuevan o lavan

El vídeo de una farmacéutica que alerta de que pueden crecer bacterias en las mascarillas se ha viralizado este verano entre usuarios de redes sociales que aconsejan que es mejor no usar este equipamiento de protección para prevenir contagios.

Visto por más de 100.000 personas en su cuenta de Instagram, este vídeo es la segunda parte de otro anterior en el que Marisa García Alonso comenzaba su análisis de las improntas de varias mascarillas en placas de Petri de agar sangre. Por eso, en el segundo se limita a mostrar los resultados, que incluyen “staphylococcus, streptococcus, neiserias, bacillus que parecen ser contaminantes”, explica.

La explicación de la farmacéutica ha sido aprovechada por detractores de las normas sanitarias que recomiendan u obligan al uso de mascarillas como argumento en contra del uso de este equipamiento en redes sociales.

Más de 5,3 millones de personas han visto en Facebook el mensaje de un médico asturiano que comparte las imágenes de la farmacéutica, con este encabezado: “Esto es lo que cultivas en tu mascarilla, según el tiempo que la uses. Yo le echaría una muestra en el café a los miembros del gobierno. Pero, vamos, que quien crea que la mascarilla en interiores o exteriores salva vidas, es muy libre de creerlo”.

Marisa García Alonso publicó de nuevo en su cuenta de Instagram el martes 21 otro vídeo en el que da las gracias por la repercusión de su experimento y en el que lamenta que haya sido utilizado para otros fines diferentes.

En este sentido, explica que su intención era demostrar que “el uso continuado de mascarillas sin cambiarlas o sin lavarlas puede tener como consecuencia un sobrecrecimiento bacteriano en nuestra boca”, y añade que podría ocurrir algo similar si no se lava la ropa interior, “como si no te cambias de bragas”.

Lo cierto es que no hay estudios que demuestren un aumento de infecciones asociada al uso adecuado de las mascarillas.

Así lo confirma María del Mar Tomás, portavoz de la SEIMC y microbióloga e investigadora del Hospital A Coruña.

Por su parte, David Díaz Pérez, coordinador del área de Enfermería Respiratoria de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), señala a EFE que si bien “cualquier tipo de mascarilla se puede comportar como vector de transmisión de patógenos” esto no es óbice para que “sin duda” la mascarilla sea “un elemento importantísimo para frenar la transmisión del coronavirus y otros virus respiratorios que tendrán presencia importante en el próximo invierno como el virus de la gripe”.

Además, ni en la SEIMC ni en la SEPAR tienen constancia de que se haya producido un aumento de casos de infección por neumococos u otras bacterias desde que las mascarillas son más usadas, en los últimos meses.

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El uso de la mascarilla no provoca “pleuresía”

Mensajes falsos compartidos en redes sociales aseguran que se están registrando casos de pleuresía causados por el uso de mascarillas por parte de empleados de supermercado.

Pero la inflamación de la pleura, la membrana que recubre los pulmones, es una complicación rara de la COVID-19, y en ningún caso, está provocado por el uso de este equipamiento de protección, indican expertos consultados por EFE.

El contenido que más se ha viralizado, hasta decenas de miles de veces en Facebook (en publicaciones como esta) en España, Puerto Rico o México, es la foto de una radiografía de los pulmones acompañada de un texto que relaciona la inflamación de la pleura con el uso de mascarilla.

En contra de lo que afirman estos mensajes, el uso de mascarillas no causa “pleuresía”: llevar mascarilla no provoca hipoxia, la “pleuritis” es una complicación rara de la COVID-19 y tampoco se están registrando pacientes con esta patología.

Además, la foto que acompaña a los mensajes que alertan sobre la “pleuresía” relacionada con el coronavirus y las mascarillas no tiene nada que ver con la COVID-19 y tampoco es actual, como revela una búsqueda inversa de la imagen en internet.

La radiografía, de 2005, refleja “derrames pleurales bilaterales leves” en un paciente con linfoma de Hodgkin, como detalla el pie de foto de la imagen en la entrada sobre “derrame pleural” del Manual médico de la farmacéutica Merck, donde aparece publicada.

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