EFE I Madrid
¿Qué verificamos?
Tres fotografías muestran a inmigrantes recién llegados a España cuya prioridad es cargar sus teléfonos móviles, lo que prueba que su situación no es precaria.
Conclusión
Es falso. Las imágenes, captadas en Hungría, Alemania y Francia, son de 2015 y 2016 y muestran a refugiados de la crisis humanitaria que se agravó en esos años en el Mediterráneo y gran parte de Europa.
No son inmigrantes recién llegados a España quienes aparecen en tres fotografías difundidas en redes sociales como supuesta prueba de que carecen de problemas serios y solo les preocupa cargar sus teléfonos móviles: son refugiados en Budapest, en la ciudad alemana de Dortmund y en el campamento francés de Calais fotografiados entre 2015 y 2016.
Le confunde que un migrante no se parezca a la mascota de Conguitos. pic.twitter.com/RazUdQLpD6
— Follaldre (@follaldre) August 28, 2020
«Lo primero que piden al llegar a España son enchufes para cargar el móvil. Qué forma más rara de aliviar la sed y el hambre». Junto a este mensaje inicial del 27 de agosto en Twitter, que ya ha sido borrado, tres fotos mostraban a otros tantos grupos distintos de hombres en torno a ladrones eléctricos con una gran cantidad de teléfonos móviles conectados a los enchufes.
Primera exigencia de los que vienen en patera.
CARGADORES DE MÓVIL. pic.twitter.com/fdUpIMB3mJ— VALENCIA 🖤💚🇪🇦 (@elmuycastigado) August 29, 2020
La publicación original, que pese a haber sido borrada aún puede verse en Twitter como una captura de imagen que recibe comentarios críticos de otros usuarios, fue reproducida el viernes 28 en Facebook, donde alcanzó una gran repercusión. Y al día siguiente otro tuitero utilizó la primera de esas fotos para recalcar: «Primera exigencia de los que vienen en patera. CARGADORES DE MÓVIL».
Son refugiados de la crisis humanitaria de 2015
Ninguna de las fotografías muestra a inmigrantes recién llegados a España, sino que pertenecen a tres momentos y lugares distintos de la crisis humanitaria de 2015 originada por los conflictos bélicos de Siria, Irak, Afganistán y Libia.
Esta emergencia agravaba a su vez el anterior traslado masivo de personas vulnerables a través del Mediterráneo con destino a Europa, de modo que los solicitantes de asilo se unieron a los migrantes por razones económicas.
Según datos contabilizados por la Oficina Estadística Europea (Eurostat), las peticiones de asilo en la UE pasaron de 626.965 en 2014 -cifra que ya se había duplicado en los cuatro años precedentes- a 1.322.850 demandantes en 2015, un fenómeno histórico con un gran impacto en las sociedades de acogida que aún perdura y que fue ampliamente recogido por los medios de comunicación.
Hungría fue uno de los países protagonistas de aquella crisis. Su situación geográfica en la ruta de la corriente migratoria que llegaba a Europa a través de Turquía y los destinos de Alemania y Austria, anhelados por muchos de los refugiados, la convirtió en la segunda nación con más solicitudes de asilo de la Unión, 177.135. Y su tasa de peticiones por habitante también era de las más altas, con una población de 9.855.571 personas en 2015.
Tres retratos de un éxodo histórico
La primera de las imágenes es una fotografía distribuida por la Agencia EFE y fue tomada en ese contexto, en la estación de tren Budapest-Keleti de la capital húngara, por el fotógrafo Herbert P. Oczeret, el 3 de septiembre de 2015.
La instantánea fue transmitida con el siguiente pie de foto: «Inmigrantes cargan sus teléfonos móviles en la estación Keleti de Budapest, Hungría, hoy, 3 de septiembre de 2015. Un tren abarrotado de refugiados partió hoy de Budapest hacia la ciudad de Sopron, en el noreste de Hungría, junto a la frontera con Austria. Muchos de los refugiados esperan que, una vez lleguen a Sopron, puedan cruzar la frontera austríaca y desde allí continuar (su) viaje a Alemania».
La segunda fotografía fue captada en otra estación ferroviaria, la de la ciudad alemana de Dortmund. Firmada por Patrik Stollarz para la agencia francesa AFP, fue reproducida por primera vez en internet el 15 de septiembre de 2015 como parte de un reportaje de Verne, la página del diario El País dedicada a explorar las redes.
Alemania se había convertido, con mucha diferencia, en el país que recibía un mayor número de demandantes de asilo. Y aquel año la cifra llegaba a las 476.510 personas.
La tercera instantánea es obra del fotógrafo gallego Fuco Rei y fue tomada en el campamento conocido como «la Jungla de Calais» por la situación de hacinamiento y violencia de un lugar donde llegaron a congregarse unos 6.000 migrantes que esperaban una oportunidad de viajar al Reino Unido a través del Eurotúnel, según informaba a EFE la prefectura local el 18 de octubre, después de que el número se hubiera duplicado en tres semanas.
Aunque las noticias sobre los campamentos ilegales y las intervenciones en Calais son anteriores a 2015, la situación se agravó a lo largo de ese año con altercados violentos, intervenciones policiales, denuncias de varias ONG y la preocupación manifestada por la Comisión Europea ante unos hechos que obligaron a Francia y el Reino Unido a coordinarse para buscar soluciones conjuntas.
A principios de 2016, el 1 de febrero, La Voz de Galicia publicaba, con el título «Dentro del purgatorio de Calais», un reportaje fotográfico de Fuco Rei, resultado de su colaboración con la organización humanitaria Care 4 Calais. La primera de las imágenes de esa serie es la que se reproduce en tercer lugar en los mencionados mensajes de Twitter y Facebook que falsean la situación de los inmigrantes en España.
Los móviles como salvavidas
Aunque el uso de imágenes que nada tienen que ver con la llegada a España de extranjeros desacredita por sí sola la afirmación de que los inmigrantes estén más preocupados por usar sus móviles que por alimentarse, ni siquiera ese es un argumento que pueda emplearse sin tener en cuenta que el uso de teléfonos inteligentes es una cuestión de primera necesidad para quien viaja de un país a otro en condiciones de precariedad.
La conectividad móvil y por internet son, de hecho, factores «críticos» para la seguridad de los refugiados, ya que resultan esenciales para que puedan lograr comida, agua y alojamiento.
Así lo advertía en sus conclusiones el informe «Refugiados conectados: cómo la conectividad móvil y de internet puede mejorar el bienestar de los refugiados y transformar la acción humanitaria», un estudio que publicó el 14 de septiembre de 2016 el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y que elaboró junto a la consultora Accenture.
El propio alto comisionado, Filippo Grandi, argumentaba en un artículo publicado en 2017: «La conectividad no es un lujo. Es una esperanza para los refugiados. En el nivel emocional más fundamental, ellos están desesperados por mantenerse conectados con sus familiares, algunos de los cuales continúan en riesgo por la violencia o la persecución».
«El acceso a información actualizada les podría prevenir de nuevas amenazas, tales como brotes de enfermedades o la propagación de un conflicto; o avisarles (de) dónde podrían encontrar alimento, agua, ropa, albergue o asistencia médica», subrayaba a continuación el alto comisionado de la ONU para los refugiados.
La importancia de los teléfonos móviles durante la crisis humanitaria de 2015 también fue puesta de manifiesto en varios artículos de medios internacionales que resaltaban su utilidad para orientarse gracias al GPS e incluso para salvar la vida en un naufragio nadando en la dirección correcta para encontrar la costa o avisar a los servicios de emergencia locales.
Fuentes:
– Evolución poblacional de la Unión Europea entre 2011 y 2020. (Eurostat).
– Informaciones de EFE sobre la crisis migratoria de 2015.
– Artículo «Cómo los teléfonos inteligentes están ayudando a los refugiados en Europa». CNBC.