EFE Madrid I
En los dos años transcurridos desde la aprobación del estado de alarma por parte del Gobierno de España, el 14 de marzo de 2020 -tres días después de la declaración de la existencia de una pandemia de covid-19 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS)-, la preocupación por esta enfermedad ha generado un abundante caudal de desinformación.
En ese tiempo, las teorías de la conspiración sobre su origen, con el empresario estadounidense Bill Gates como protagonista, han dado paso a las mentiras sobre daños inexistentes de las vacunas.
Investigadores y expertos en divulgación científica y desinformación consultados por EFE Verifica constatan estas dos etapas diferenciadas en la propagación de falsedades e intentos de manipulación.
La rapidez de la propagación de esas falsedades se debe a la incertidumbre generada por la pandemia.
Las consecuencias, por otra parte, no solo son sanitarias, sino también sociales, porque llegan a dañar los cimientos democráticos.
UNA FALSA CONSPIRACIÓN DE GATES Y SOROS
En declaraciones a EFE Verifica, la investigadora especializada en desinformación Noemí Morejón y el inmunólogo y divulgador científico Alfredo Corell coinciden en distinguir entre dos etapas las principales corrientes de desinformación activas durante la pandemia.
En una primera fase, cuando la población mundial trataba de asimilar la nueva realidad impuesta por la rápida propagación de la enfermedad, se detectó una gran cantidad de afirmaciones falsas sobre el origen del coronavirus.
Muchas de ellas eran variaciones sobre una teoría de la conspiración que implica a Bill Gates y George Soros, empresarios y filántropos estadounidenses, en un plan para diezmar o esclavizar a la población mundial con la merma de derechos derivada de las restricciones sanitarias.
Esta teoría de la conspiración se basa en tergiversaciones sobre la actividad las fundaciones caritativas de estos magnates y falsedades acerca de sus vínculos y actuaciones que han sido desmentidos de forma reiterada por verificadores internacionales.
La hipótesis, sin base real, evolucionó hasta mezclarse con otra conspiranoia que asegura que las vacunas de la covid-19 contienen microchips para controlar a quienes se las inyectan.
Otra variación del mismo planteamiento niega directamente la existencia de la pandemia, que sería una mera excusa para la supresión de libertades de los ciudadanos.
Estas teorías han contado con portavoces tan destacados como el cantante Miguel Bosé o la actriz Victoria Abril.
ENGAÑOS SOBRE VACUNAS QUE MAGNETIZAN Y MATAN
Con la evolución de la pandemia y la creación de las vacunas, las falsedades empezaron a centrarse en estos fármacos, su composición, funcionamiento o supuestos efectos mortales negados por la evidencia científica.
Sobre su composición han sido numerosas las publicaciones engañosas que han dicho que las vacunas contienen grafeno y que por ello eran capaces de magnetizar a quienes las recibían, una mentira que ha sido desmentida por verificadores de decenas de países de todo el mundo.
Para hacer frente al aumento de falsedades sobre las vacunas, y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España (CGCOF) colaboran en la iniciativa VacunaCheck, que aporta información contrastada sobre estos medicamentos.
DESINFORMACIÓN EN MOMENTOS DE CRISIS
Varias son las razones que explican la popularización de estos bulos.
Las crisis «son un caldo de cultivo para la desinformación», explica la científica titular del Instituto de Filosofía del CSIC Astrid Wagner.
«La incertidumbre crea ansiedad y miedos que buscan respuestas rápidas y la ciencia no tiene respuestas inmediatas a nuevos desafíos», añade Wagner.
Por el contrario, las teorías de la conspiración, comenta la filósofa, «rechazan el pensamiento complejo y buscan generalizaciones y explicaciones sencillas».
En parecidos términos se expresan Morejón y Corell.
Wagner puntualiza que ya antes de la pandemia se había realizado un estudio sobre la velocidad a la que circula la desinformación con datos del periodo comprendido entre 2006 y 2017, en referencia a «La difusión de noticias verdaderas y falsas en internet», artículo publicado por la revista Science, de un equipo investigador liderado por Soroush Vosoughi, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).
«Este estudio afirma que la desinformación llega mucho antes, más lejos y a más personas«, subraya Wagner. La investigación concluye que las noticias falsas más llamativas pueden llegar a distribuirse hasta 100 veces más rápidamente que las noticias verdaderas sobre el mismo asunto.
IMPACTO SANITARIO Y ATAQUE A LA DEMOCRACIA
Las consecuencias de esta desinformación son sanitarias pero también sociales, como destaca Corell, vicerrector de la Universidad de Valladolid.
«Puede tener un impacto muy negativo en la salud de un país», como ocurre cuando se merma la credibilidad de las vacunas.
Morejón, profesora de Periodismo en el Centro Universitario San Isidoro-Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, apunta asimismo que mucha desinformación detectada durante la pandemia ha contribuido a extender prejuicios y ha favorecido los discursos de odio.
«La desinformación está deformando la opinión pública», explica.
Eso deriva en «una polarización» entre los que confían en la información científica y los negacionistas, lo que acaba «socavando las democracias» porque se deja de «creer en el sistema» y lleva a «un incumplimiento de las normas».
También fomenta «un pensamiento único mucho más totalitario», agrega Morejón.
Al respecto, Wagner sentencia: «La polarización elimina la capacidad de autocrítica y convierte posiciones en dogmas».
fuentes:
Noemí Morejón, investigadora especializada en desinformación y profesora de Periodismo en en el Centro Universitario San Isidoro-Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
Alfredo Corell, inmunólogo, vicerrector de la Universidad de Valladolid y divulgador científico.
Astrid Wagner, científica titular del Instituto de Filosofía del CSIC.
Estudio «La difusión de noticias verdaderas y falsas en internet», de un equipo investigador liderado por Soroush Vosoughi, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT)
Informaciones de EFE.