Jorge Ocaña y Sergio Hernández

EFE Madrid | 

Trampas en el voto por correo, manipulaciones del censo, fraudes en el escrutinio…  Las campañas de desinformación sobre la legitimidad de las elecciones, que tantos daños han causado en EE. UU. y Brasil, entre otros países, han llegado a España con el objetivo de manipular a los votantes y nutridas por la polarización de la sociedad, una amenaza a la que intentan hacer frente las autoridades.

En un año marcado por la celebración de las elecciones autonómicas y municipales y a la espera de la convocatoria de las generales, EFE Verifica ha detectado y desmentido afirmaciones falsas muy virales que cuestionan la credibilidad del sistema electoral.

Son publicaciones que extienden sospechas sobre la suplantación de identidades de los electores en el extranjero, manipulaciones del censo, la gestión de la empresa Indra de la comunicación de los resultados o el voto por correo.

Una tendencia al alza a escala mundial

«Lo que hemos observado en los últimos años es que se ha convertido en una narrativa global que se adapta a contextos locales», afirma sobre estos casos de manipulación Raúl Magallón, investigador de la Universidad Carlos III y autor de varios estudios que analizan la relación entre desinformación y democracia.

Esa tendencia al alza a escala mundial ha sido constatada por el Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA) en un informe sobre el periodo 2016-2021 en el que se expone que el 94 % de los casos detectados tenían como objetivo socavar la confianza en los organismos de gestión electoral y cuestionar la legitimidad de estos procesos.

La preocupación de las autoridades por este tipo de campañas ha llevado a las instituciones de la UE a impulsar y financiar observatorios de la desinformación, crear comisiones especiales del Parlamento Europeo que analizan la injerencia extranjera en los procesos electorales y pedir a los Estados miembros que analicen estos fenómenos.

España ha seguido esa recomendación con el impulso de iniciativas de colaboración entre la Administración pública y la sociedad civil que ha derivado en la constitución del Foro contra las Campañas de Desinformación en el ámbito de la Seguridad Nacional.

¿Por qué tienen éxito estas teorías?

Entre las causas de la circulación creciente de estos mensajes falsos, Magallón explica: «Esto ocurre porque las campañas se han vuelto cada vez más importantes desde el punto de vista de la movilización de los indecisos, pero también son importantes y cada vez más a la hora de disuadir a posibles votantes».

Este experto también menciona la polarización, la caída en la confianza en los medios y los sistemas democráticos y el peso de las redes sociales en el debate público como otras razones de este auge.

Sobre la capacidad de influencia de las citadas teorías de la conspiración, Juan Antonio Pérez, catedrático de Psicología Social en la Universidad de Valencia, se refiere a un doble sentimiento que combina «fascinación y temor» por un lado y la sensación de superioridad que otorga la creencia de saber más que los demás, por otro.

Esa «fascinación y temor» está propiciada porque estas teorías sugieren «la existencia de un grupo secreto y omnipotente, capaz de manipular a su antojo la sociedad».

«Por otro lado, en la psicología del que se cree una determinada conspiración hay un sentimiento de omnisciencia, de sentirse poseedor de un conocimiento secreto que le colma la necesidad de resolver una incertidumbre y le hace sentirse superior en la sabiduría de cómo funcionan los resortes de las cosas grandes», añade.

Sobre los factores psicosociales que predisponen a los ciudadanos a creer en este tipo de desinformación, Pérez apunta que «el llamado sesgo de confirmación puede hacer que las personas sean más propensas a creer en información egodefensiva, como puede ser creer que si ellos nos ganan no es porque sean mejores, sino porque hacen trampas»

Esa atribución, agrega, es «más probable» con mayor polarización política, en «una contienda ‘ellos contra nosotros'».

Cómo combatir la desinformación en las elecciones

Magallón y Pérez coinciden en la necesidad de instruir a la sociedad para hacer frente a estas amenazas.

«No hay una fórmula mágica para contrarrestar esas presunciones de culpabilidad», sostiene Pérez, quien afirma que «una de las mejores estrategias es la llamada teoría de inoculación», que consiste en advertir lo antes posible a la sociedad de que se van a dar este tipo de mensajes falsos y señalar que no tienen ningún tipo de fundamento.

«Es importante que actores clave en la sociedad, como los medios de comunicación, los educadores o los responsables políticos, trabajen juntos para abordar el problema de la desinformación y promover la transparencia, la responsabilidad y la confianza en las instituciones democráticas», puntualiza.

Magallón también ve necesario recuperar la confianza en los medios de comunicación y rebajar la polarización. 

Fuentes:

Raúl Magallón, investigador de la Universidad Carlos III.

Juan Antonio Pérez, catedrático de Psicología Social en la Universidad de Valencia.

Informe El ambiente informativo en torno a las elecciones del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA).

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